DIANA VREELAND PROFETA DE LA MODA
"Too much good taste can be boring" Diana Vreeland
En el cuarto que consideraba su santuario, el cual llamaba “hell garden”, Diana Vreeland decide contar su historia para ser transcrita en palabras y plasmada en papel. La mujer que hoy es conocida como un ícono de la moda, nace en la majestuosa ciudad de París en 1903, tiempo de la “belle époque”. Al nacer en una cuna de oro, como Diana Vreeland menciona, de madre estadounidense y padre británico, desde pequeña frecuentaba la ópera, elegantes fiestas y portaba ropa de diseñador, siempre cuando no estuviera en sus clases de ballet ruso. Su niñez en París, la recuerda con felicidad, aún cuando era atormentada por su madre al comparar la belleza de su hermana Alexandra, con sus distinguidos rasgos y peculiar personalidad. Al ser tratada por su propia madre como “ la hermana fea”, el carácter y personalidad por la que fue conocida se fue formando, siempre ocultando sus sentimientos, razón por la que ella misma se considera una persona reservada.
Fue en el momento de su llegada a Nueva York a los 10 años, a causa del inicio de la Primera Guerra Mundial, que decidió en un salón de ballet ruso que si quería lograr sobrevivir en la caótica Ciudad de Nueva York, debía de destacar sobre todas las demás. Los años 20 fueron cruciales para su futuro, comenzó bailando en los grandes salones con varios hombres de la gran manzana, los cuales eran robados por su propia madre. Fue cuando conoció a Reed Vreeland, el tipo de hombre del que sueñas ser esposa, y fue ahí donde comenzó a sentirse hermosa por primera vez. Al viajar por Europa, como la Señora Vreeland, tiene la fortuna de conocer a Coco Chanel y es en ese momento donde la moda entro en su vida para convertirse en su segundo amor.
Al tener que regresar a Nueva York, en medio de una depresión por el glamour que dejo atrás, tiene que empezar a trabajar para obtener una de las necesidades que cree vitales en la vida, el dinero. El dinero se volvió secundario una vez que encontró pasión real por trabajar en una época donde pocas mujeres tenían este privilegio. Comienza a trabajar en la revista de moda Harper’s Bazaar, donde comienza la mundialmente conocida columna “Why don’t you”; columna que reflejaba la ironía de la recesión económica con el lujo de la vida europea, digna de una profeta de la moda. Pronto se convirtió no solo en una editora de moda, sino en la editora de moda de la que todos estaban hablando.
Diana Vreeland no solo conoció a personalidades de la política, cine y realeza gracias a su trabajo como responsable de la revista Harper’s Bazaar, sino que fu responsable de crear tendencias e introducirlas al mundo, un ejemplo es el trabajo que realizo al introducir el bikini y el blue jeans a la sociedad creando una tendencia de equidad y respeto hacia la mujer. Una mujer que portaba piezas de ropa y accesorios que uno nunca se iba a imaginar portar en lo más remoto de su cabeza. El trabajo de editora de un medio impreso como lo era y sigue siendo la revista Harper’s Bazaar, requiere de largas horas de trabajo, sacrificios familiares que hoy día sus hijos reprochan y ser esclava de la moda y la imaginación de la vanguardia. Diana Vreeland crea un deseo por la moda en la sociedad, ella fue más allá de la apariencia de las mujeres y hombres, Vreeland logro entrar en su mente.
El estilo era sumamente importante, era su cultura, su motor en la vida. Gracias a este estilo, pudo ser consejera de moda de personalidades como Jackie Kennedy y su amor por el estilo de vida que el dinero podía brindarle fue la excusa perfecta para tomar la decisión de dejar atrás su trabajo en Harper's Bazaar y llevar a la nueva e inexplorada revista, Vogue a una escala que ni la misma Diana Vreeland pudo imaginar. Los años 70 y su trabajo fueron clave para lo que conocemos como la Biblia de la moda, Vogue. Vreeland expuso al mundo a diseñadores, fotógrafos, modelos y editores que el mundo de la moda hoy adora, fue por esto y sus gastos tan excéntricos que por falta de presupuesto decidieron despedir y remplazarla por su asiente después de la gran aportación que hizo a la revista. El contexto en el que se encontraba el mundo, cambios políticos, sociales, económicos, sexuales y de pensamiento revolucionario dieron pie a un nuevo mundo para Diana Vreeland. Comenzó a organizar exposiciones en el Costume Institute del museo Metropolitano logrando atraer a miles de espectadores, siendo la misma Ana Wintour discípula de las tendencias que Diana Vreeland concebio y presento no solamente a los amantes de la moda, sino al mundo entero.
Diana Vreeland poco hablo durante su vida de su vida personal y familiar, fue el estereotipo de mujer fuerte e imponente que poco se vio en su época. Mujer única e irrepetible que logro ser amada por su personalidad amorosa pero frívola al mismo tiempo. Mujer que podía sonar desquiciada pero lograba hasta lo inimaginable. Mujer multifacética que revoluciono el mundo de la moda y embarco su futuro a lo que hoy conocemos.
En el cuarto que consideraba su santuario, el cual llamaba “hell garden”, Diana Vreeland decide contar su historia para ser transcrita en palabras y plasmada en papel. La mujer que hoy es conocida como un ícono de la moda, nace en la majestuosa ciudad de París en 1903, tiempo de la “belle époque”. Al nacer en una cuna de oro, como Diana Vreeland menciona, de madre estadounidense y padre británico, desde pequeña frecuentaba la ópera, elegantes fiestas y portaba ropa de diseñador, siempre cuando no estuviera en sus clases de ballet ruso. Su niñez en París, la recuerda con felicidad, aún cuando era atormentada por su madre al comparar la belleza de su hermana Alexandra, con sus distinguidos rasgos y peculiar personalidad. Al ser tratada por su propia madre como “ la hermana fea”, el carácter y personalidad por la que fue conocida se fue formando, siempre ocultando sus sentimientos, razón por la que ella misma se considera una persona reservada.
Fue en el momento de su llegada a Nueva York a los 10 años, a causa del inicio de la Primera Guerra Mundial, que decidió en un salón de ballet ruso que si quería lograr sobrevivir en la caótica Ciudad de Nueva York, debía de destacar sobre todas las demás. Los años 20 fueron cruciales para su futuro, comenzó bailando en los grandes salones con varios hombres de la gran manzana, los cuales eran robados por su propia madre. Fue cuando conoció a Reed Vreeland, el tipo de hombre del que sueñas ser esposa, y fue ahí donde comenzó a sentirse hermosa por primera vez. Al viajar por Europa, como la Señora Vreeland, tiene la fortuna de conocer a Coco Chanel y es en ese momento donde la moda entro en su vida para convertirse en su segundo amor.
Al tener que regresar a Nueva York, en medio de una depresión por el glamour que dejo atrás, tiene que empezar a trabajar para obtener una de las necesidades que cree vitales en la vida, el dinero. El dinero se volvió secundario una vez que encontró pasión real por trabajar en una época donde pocas mujeres tenían este privilegio. Comienza a trabajar en la revista de moda Harper’s Bazaar, donde comienza la mundialmente conocida columna “Why don’t you”; columna que reflejaba la ironía de la recesión económica con el lujo de la vida europea, digna de una profeta de la moda. Pronto se convirtió no solo en una editora de moda, sino en la editora de moda de la que todos estaban hablando.
Diana Vreeland no solo conoció a personalidades de la política, cine y realeza gracias a su trabajo como responsable de la revista Harper’s Bazaar, sino que fu responsable de crear tendencias e introducirlas al mundo, un ejemplo es el trabajo que realizo al introducir el bikini y el blue jeans a la sociedad creando una tendencia de equidad y respeto hacia la mujer. Una mujer que portaba piezas de ropa y accesorios que uno nunca se iba a imaginar portar en lo más remoto de su cabeza. El trabajo de editora de un medio impreso como lo era y sigue siendo la revista Harper’s Bazaar, requiere de largas horas de trabajo, sacrificios familiares que hoy día sus hijos reprochan y ser esclava de la moda y la imaginación de la vanguardia. Diana Vreeland crea un deseo por la moda en la sociedad, ella fue más allá de la apariencia de las mujeres y hombres, Vreeland logro entrar en su mente.
El estilo era sumamente importante, era su cultura, su motor en la vida. Gracias a este estilo, pudo ser consejera de moda de personalidades como Jackie Kennedy y su amor por el estilo de vida que el dinero podía brindarle fue la excusa perfecta para tomar la decisión de dejar atrás su trabajo en Harper's Bazaar y llevar a la nueva e inexplorada revista, Vogue a una escala que ni la misma Diana Vreeland pudo imaginar. Los años 70 y su trabajo fueron clave para lo que conocemos como la Biblia de la moda, Vogue. Vreeland expuso al mundo a diseñadores, fotógrafos, modelos y editores que el mundo de la moda hoy adora, fue por esto y sus gastos tan excéntricos que por falta de presupuesto decidieron despedir y remplazarla por su asiente después de la gran aportación que hizo a la revista. El contexto en el que se encontraba el mundo, cambios políticos, sociales, económicos, sexuales y de pensamiento revolucionario dieron pie a un nuevo mundo para Diana Vreeland. Comenzó a organizar exposiciones en el Costume Institute del museo Metropolitano logrando atraer a miles de espectadores, siendo la misma Ana Wintour discípula de las tendencias que Diana Vreeland concebio y presento no solamente a los amantes de la moda, sino al mundo entero.
Diana Vreeland poco hablo durante su vida de su vida personal y familiar, fue el estereotipo de mujer fuerte e imponente que poco se vio en su época. Mujer única e irrepetible que logro ser amada por su personalidad amorosa pero frívola al mismo tiempo. Mujer que podía sonar desquiciada pero lograba hasta lo inimaginable. Mujer multifacética que revoluciono el mundo de la moda y embarco su futuro a lo que hoy conocemos.